Rebeca Rodríguez Cruz
Licenciada en administración de negocios con énfasis en Recursos Humanos. Experta acreditada en metodología Belbin, cuenta con especialización en Aprendizaje Cooperativo de la Universidad Fundepos y Gredos España.
Universidad FUNDEPOS
Liderar a las personas es uno de los roles más desafiantes que podemos asumir en la vida, requiere una gran variedad de habilidades, una sólida educación y pasión. La mayoría de las veces, cuando asumimos un papel de liderazgo, lo hacemos porque queremos marcar la diferencia y como líderes, damos por sentado que trabajaremos muchas horas, haremos grandes sacrificios y montaremos la montaña rusa del aprendizaje continuo.
Sin embargo, el ajetreo que acompaña a este role es el mundo interconectado, el cual a menudo distrae de lo que es importante y limita la capacidad para liderar con excelencia.
Con un liderazgo consciente o también conocido como mindfulness leadership, se fomenta la toma de decisiones conscientes, elecciones que a menudo conducen a un escenario en el que todos ganan: buenas para la organización, buenas para los colaboradores y buenas para la comunidad.
¿Por qué necesitamos un liderazgo consciente?
Para responder a esa pregunta, iniciaremos con un vistazo a lo que significa ser consciente o mindlful, el cual va de la mano con el aquí y el ahora.
Cuando estás consciente de este momento, estás presente en tu vida y tu experiencia tal como es, no como esperabas que fuera, sin ver más ni menos de lo que está aquí, no con juicios que pueden llevarte a una reacción condicionada, por lo que a medida que se desarrolla más el ser consciente, se afronta cada momento con ecuanimidad.
Al considerar los desafíos que enfrentan los líderes hoy en día, es relativamente fácil ver cuánto necesitamos cultivar el liderazgo consciente, sin dejar por fuera que el entorno en el que vivimos y trabajamos se encuentra en constante evolución, un ejemplo claro es el valor del tiempo que hoy en día se mide a menudo en microsegundos de Internet, con una serie de dispositivos tecnológicos que regularmente generan una sobrecarga de información convirtiéndose en ladrones de tiempo, que su vez terminan produciendo ansiedad y una sensación de desconexión que pueden abrumar a las personas o a aislarlas.
Aquí inicia nuestra reflexión como líderes consientes, ya sea que nuestro liderazgo afecte a millones, cientos o a nuestro circulo de personas más cercanas, ya no podemos permitirnos estar en piloto automático en nuestras vidas, con nuestras familias o en nuestras organizaciones. Debemos elegir hacer la diferencia con excelencia y reflexión del impacto de nuestras decisiones, acercándonos cada día más a un liderazgo consciente, pero ¿qué es exactamente un líder consciente?
Un líder consciente simboliza la presencia de liderazgo al cultivar el enfoque, la claridad, la creatividad y la compasión en los servicios de los demás. La presencia de liderazgo es una cualidad tangible. Requiere una atención plena y sin prejuicios en el momento presente. Aquellos que rodean a un líder consciente ven y sienten esa presencia.
La presencia de liderazgo es poderosa. En su propia vida, probablemente pueda recordar momentos en los que experimentó la presencia de liderazgo, ya sea en usted mismo o en otra persona. Podría haber sido en una conversación uno a uno, o podría haber sido en una audiencia llena de gente. La presencia se puede sentir incluso desde lejos o manera virtual. Dicha presencia y conciencia en el liderazgo no solo es fundamental para nosotros como individuos, sino que también tiene un efecto dominó en quienes los rodean: la comunidad en la que se vive y, potencialmente, el mundo.
No es que alcanzar las cifras trimestrales no sea importante; porque lo es. Sin embargo, lo que distingue a las personas como líderes es algo mucho más grande que las métricas cuantitativas, son esas personas que nos han inspirado y que resaltan dos capacidades como líderes con excelencia.
La primera capacidad es conectarse consigo mismo, con los demás y con la comunidad en general. Conectarnos con nosotros mismos es la forma en que nos mantenemos conectados con nuestros valores y nuestra ética; es el timón que manejamos en medio del caos. Esta capacidad nos invita a conectarnos auténticamente con los demás, creando diferencia entre un entorno organizacional que valora la inclusión y uno que es aislado y dividido en silos que rara vez se comunican entre sí.
La segunda capacidad de un líder es iniciar o guiar hábilmente el cambio. La palabra importante es hábilmente: liderar no con órdenes y control, sino colaborando y escuchando con curiosidad abierta y la voluntad, a veces, de vivir dentro de la ambigüedad hasta que se aclare una decisión. Siendo esta la capacidad que alimenta la voluntad de un líder de tomar una posición valiente, llevar a la organización o la industria a nuevos escenarios y aceptar los fracasos como experiencias de aprendizaje.
Dado que la mayoría de nosotros nunca fuimos entrenados para enfocarnos en el presente o en liderear de forma consciente, puede llevar un poco de tiempo orientarnos de esta manera, sin embargo cada acción consiente cuenta.